Bonita caminata para realizar en verano, así nos olvidamos del sofoco del sur y centro de la isla. Subimos a la Montaña de Amagro por su cara Sur, observando a nuestro paso el desorbitado crecimiento urbano del noroeste isleño. Nuestro amigo Filiberto por fin puede decir a Froilán que ha subido a la montaña. Nos llama la atención la cantidad de acacias que hay en la montaña conviviendo con las repoblaciones de acebuches, dragos y sabinas y junto a la siempreviva de Amagro (Limonium sventenii). Cuando llegamos al vértice geodésico nos asombra el poder de adaptación de la flora, caso de un almácigo que está perfectamente adaptado al viento, al adoptar una forma achaparrada y pegada a la roca. Descendemos por los Morros y el Lomo Gualapa en dirección a la playa del Lagarto abriendo un poco de camino. Junto a la playa existe un yacimiento arqueológico en los Altos de Botija. Totalmente abandonado, sin más comentarios.
Seguimos hacia la playa del Juncal, donde nos espera un refrescante baño y el bocata de turno. Por el camino, observamos el abandono agrícola de la zona de Costa Botija y la suciedad, bastante abundante, de pescadores y campistas. Que les costará llevarse las latas y botellas vacías, si ya no pesan.
Después de un par de zambullidas y el refrigerio, tomamos fuerzas para comenzar la subida hacia el Lomo de Las Moriscas y la Cueva del Moro, llena de basura, otra dejadez de las autoridades. Terminamos nuestra caminata de hoy en Agaete, junto a la iglesia. Nos quedamos con las ganas del Perola, pero lo compensamos en San Isidro El Viejo, con unas birritas y una tapita de ensaladilla. Saludos y hasta pronto.
