El sábado 17 de mayo nos dirigimos al
oeste de nuestra isla, concretamente a las cercanías de Tasarte para subir
hasta Inagua y finalmente descender hasta llegar a las cercanías del caserío de
Veneguera.
Un coche, tras parada en la gasolinera
de los taxistas en Maspalomas, se quedó en el final del camino de regreso y en
el otro nos dirigimos todos juntos hasta el comienzo del camino de subida.
Comenzamos el ascenso hasta llegar a un hermoso saliente donde nos sacamos la
tradicional foto de grupo. Seguidamente, y siguiendo el camino, nos encontramos
con un viejo horno de tejas. La maleza hizo que alguien tuviese que ponerse los
bajos del pantalón por miedo a los arañazos. Nos paramos a comer en una cueva
con unas vistas impresionantes, ¡todo un auténtico lujo!
A partir de aquí comenzó nuestra odisea,
que si a la izquierda, que si a la derecha, que si el GPS nos manda para la
derecha, que no, que era para la izquierda…En total una hora inspeccionando el
terreno hasta que Ojeda se da cuenta que el marcador lo ponía él en la pantalla
con el dedo. Por fin encontramos el sendero que transcurre por el borde del
acantilado con unas vistas inmejorables, cuevas indescriptibles, vegetación
agarrada al risco de forma inaudita… Luego abandonamos el sendero para dirigirnos
a Inagua, bordear el barranco y encontrarnos con un pilancón donde nos
refrescamos, ¡un baño reconfortante! Subimos a la pista que conduce a la casa
de Inagua y desde allí por el sendero que desciende hasta la carretera.
Como anécdota de la jornada, el alumnado
poco aplicado a la hora de recibir las clases de funcionamiento del GPS días
anteriores y la bajada del amigo José Luis por el medio del barranco él solo.
Ya de regreso parada obligada en Casa
Lolo, cervecitas, aceitunas, queso garafiano y los tradicionales tomates con
sardinas, atún y, en esta ocasión, también con caballas. Nos deleitaron con un
plato por cabeza de rancho que estaba para chuparse los dedos.
Ya en Arucas cafecito con helado, y
esperando a la próxima.